viernes, 27 de abril de 2012

Luján Fraix, o Alma de Mariposa


Hola blogueros y amigos míos queridos, como varias veces les comenté, desde que comencé con esta aventura de darle vida a un blog no he recibido sino gestos de cortesía y amabilidad; ni en sueños imaginé que sería tan agradable este camino, publico lo que me gusta y a cambio sólo recibo flores y elogios de todos ustedes, nadie me lleva la contra... definitivamente este es mi sitio ideal.    =D
Esta vez deseo contarles que hace un poquito más de un año, tuve la fortuna de conocer a una poetisa de figura destacada en su ciudad, una mujer inteligente y sensible dueña de una auténtica alma de mariposa, su nombre es Luján Fraix y con su pluma de cristal y su vuelo de niña eterna da vida a unos blogs de las maravillas que iluminan el alma. Siempre he celebrado el conocerla pero ahora renuevo mi énfasis porque ella me dedicó una poesía que -nuevamente digo y es obvio-, me excede totalmente pero es hermosísima y creo es justo compartirla con todos ustedes.
Querida Luján, te quedo infinitamente agradecida por esta generosa distinción y por tu amistad, ese regalo de la vida que me llena de orgullo.

Carolina...
sonrisa, alegría,
alma de la historia...
vida.

Tu delicada mano
 descubre la geografía secreta
 de la historia y de sus tiempos. 
Las palabras, su simiente,
 labran las horas
 con la fuerza que la clama... 
Esos mundos habitados
 son espejo, la eterna paradoja, 
de aquellos años demorados
 entre sus papiros nobles... 
La existencia. 

Doctrinas, mensajes, un destino...
 por senderos angulosos
 de áridas breñas, 
de umbrales de capilla,
 y de acuarelas con manos de maestro. 

Tu voz vino a recamar de oro
 los viejos nogales
 de todos los recuerdos, 
las edades de los surcos,
 el alma de los dioses, las ojivas...

La antorcha ya no duerme,
 habla...
 con la escritura inmortal
 de tu sabiduría. 

Luján 2012 

miércoles, 25 de abril de 2012

Dioses Mayas

La religión desempeñó un papel fundamental en el florecimiento y también en el ocaso de la  civilización maya y, aunque infinitamente menos difundidos que los dioses griegos y romanos, ellos también poseían su panteón poblado de numerosas deidades, seres sobrenaturales y antepasados divinizados que estaban presentes en su vida cotidiana. Los dioses solían mezclar atributos humanos y animales, como símbolo de su carácter dual mezcla de elementos positivos y negativos y las siguientes son sólo algunas de las más preponderantes deidades del complejo panteón maya:
Itzamná: Deidad suprema, era considerado el señor de los cielos, del día y de la noche. Se lo consideraba inventor de la escritura y patrono del aprendizaje de las ciencias.

Itzamná

Kinich Ahau: En maya significa "Dios del rostro del sol". También era conocido como Kinbentzilán o Sol benéfico y se lo confunde frecuentemente con Itzamná.

Kinich Ahau

Hunab-Ku: Era el dios principal del panteón maya. No podía ser representado porque era incorpóreo y de él procedían todas las cosas materiales.

Símbolo de Hunab-Ku

Chac: Dios de la lluvia, el rayo, el trueno y el viento, con cuatro aspectos unidos a los puntos cardinales.

Chac

Bolon Dz'acab: Deidad del linaje reinante. Se representaba con cara de reptil y un largo hocico.

Bolon Dz'acab

Yum Kaax: Joven dios del maíz, a quien se representaba con una mazorca naciendo de su cabeza.

Yum Kaax

Yum Cimil: dios de la muerte, conocido también como Yum Tzek.

Yum Cimil

Ah Chicum Ek: Dios de la estrella polar, de carácter benevolente.

Ah Chikum Ek

Ek Chuah: Dios del cacao y los comerciantes, que vestía de negro.

Ek Chuah

Buluc Chabtan: Dios de los sacrificios humanos y de la guerra.

Buluc Chabtan

Ix Chel: Diosa del arco iris, de  la medicina, del tejido, de la adivinación y de la maternidad.

Ix Chel

Ixtab: Diosa del suicidio, simbolizada con una cuerda en el cuello.

Ixtab

Chac Bolay: Dios Jaguar, con un lirio en la cabeza, presidía el inframundo, la tierra y la noche.

Chac Bolay

Las grandes ceremonias religiosas servían para reunir a toda la comunidad, y transmitir a las capas inferiores la ideología del grupo dominante. Por ello era importante el desarrollo de un ceremonial complejo e impresionante, desplegado en los grandes centros religiosos. Las ceremonias, que incluían sacrificios (a veces humanos) servían fundamentalmente para asegurar el cumplimiento del ciclo cósmico y la supervivencia del mundo.

"Y dijeron los progenitores, los creadores y formadores que se llamaban Tepeu y Gucumatz: ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir, los hijos esclavizados, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad sobre la tierra."
Popol Vuh. Libro sagrado maya.

miércoles, 18 de abril de 2012

Los Mayas: Religión, Magia y Sacrificios

Escena de un Ritual Maya

Los mayas creían en la existencia de otra vida después de la muerte. Según la crónica de fray Diego de Landa, la vida posterior para los mayas tenía dos posibilidades: un lugar de descanso eterno y, para aquellos que no eran dignos de entrar al paraíso, otro de tormento. Al paraíso -representado por un lugar donde crecía la ceiba (yaxché), que ofrecía su sombra eterna- accedían los sacerdotes, las mujeres que morían en el parto y los guerreros muertos en combate, mientras que al infierno (xibalbá), condenados a tener hambre, cansancio y tristeza por toda la eternidad, iban los que habían transgredido las normas morales que imperaban en la sociedad maya.
La cosmovisión maya dividía el universo en tres capas: la tierra, el reino celestial y el "infierno". Normalmente, la tierra era representada como la espalda de caimán (Itzam Cab Ain) y, en otros casos, como una tortuga marina que en su caparazón sostenía el árbol de la ceiba gigante, sobre cuya copa descansaba el cielo. Cada uno de los trece niveles que formaba el cielo estaba gobernado por uno de los trece dioses del Mundo Superior (Oxlahuntikú).
En cambio, el infierno estaba conformado por nueve niveles, cada uno de los cuales estaba presidido por uno de los Nueve Señores del Inframundo o Bolontkú.
En las diferentes representaciones del cielo, la más común es la que reproduce la figura de un reptil de dos cabezas, cada una de las cuales está asociada a la vida y a la muerte. El códice de Dresde narra la existencia de tres mundos anteriores al maya que conocieron los europeos. Cada uno de ellos había sido destruido por un diluvio.
El primero estuvo habitado por enanos (saiyam únicob) o ajustadores, considerados los primeros constructores de las ciudades ruinosas. En este primer mundo maya, el sol todavía no había sido creado y, cuando salió por primera vez, los enanos se convirtieron en piedra. Según las creencias, el primer diluvio (haiyokocab) marcó el fin de este mundo. El segundo mundo estuvo habitado por los transgresores o dzoloob, y también terminó con un diluvio universal.
Ya poblado por los mayas, el tercer mundo desapareció igualmente cubierto por un nuevo diluvio o bulkabal. Cuando llegaron los españoles, los mayas estaban viviendo su cuarto mundo y se hallaban convencidos de la llegada de un nuevo diluvio devastador.
Es posible que muchos de los dioses mayas fueran desconocidos por los pobladores comunes, debido a que su culto era exclusivo de nobles y sacerdotes.
Los mayas practicaron sacrificios humanos y las guerras permitían además que este ritual se practicara con más frecuencia con los jóvenes capturados de la elite enemiga. Y, cuando lograban capturar a un gobernante o jefe importante, éste era reservado para una ceremonia especial de decapitación. Se sabe que también, durante el período Clásico, se practicó el descuartizamiento y se sospecha que se realizaba durante el juego de pelota. En este ritual de naturaleza religiosa la cancha servía como entrada simbólica al inframundo y era también un lugar donde los jugadores podían medirse con los dioses del averno y vencer a la muerte.

viernes, 13 de abril de 2012

Blog Diplomado

Recibí un presente que me llena de sorpresa y satisfacción, se trata de un original Diploma enviado por el autor de cuatro blogs muy interesantes, señor Iñaki - Amado Mío,  a quien agradezco mucho por haberme tenido en cuenta  ya que con su detalle generoso nutre éste, mi AMADO BLOG .

lunes, 9 de abril de 2012

Los Mayas: Auge y Ocaso

Esta brillante civilización precolombina se desarrolló en tierras de Guatemala, Honduras y la península de Yucatán. Pero tras haber alcanzado un notable desarrollo, en el momento de la aparición de los conquistadores españoles se encontraba en plena decadencia.

Extensión del área maya y su localización en el globo terrestre

Desde el siglo X a. C., pueblos procedentes del altiplano de Guatemala se establecieron en las selvas y tierras bajas del interior, en torno al lago Petén. El llamado "período formativo", caracterizado por el  conocimiento  de la agricultura y la cerámica, y por la existencia de estructuras sociales igualitarias, terminó en el siglo IV d. C., dando paso al período clásico (siglos IV-X). Para entonces, por evolución interna y por influencia de otras culturas mesoamericanas (olmecas, Teotihuacán), ya habían fraguado los rasgos básicos de la cultura maya, que se diferenció de otras de la zona por el uso de una escritura jeroglífica, una cronología histórica, un complejo ritual religioso reflejado en el arte y el desarrollo de nuevos sistemas constructivos. Su ámbito de difusión abarcó los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo y parte de Chiapas y Tabasco, en México, los departamentos del Petén e Izabal (Guatemala), Belice y el noreste de Honduras. Todo este amplio territorio se dividía en distritos gobernado cada uno por un Halach-Uinic, jefe supremo político, religioso y militar, desde sus respectivas ciudades-Estado: Palenque, Tikal, Quiriguá, Naranjo, Yaxilán y Piedras Negras.
A partir del siglo VIII se produjo la decadencia del  mundo maya clásico. Las causas no están claras, aunque probablemente se combinaron factores ecológicos (agotamiento de los suelos), luchas sociales e invasiones exteriores de pueblos del valle de México (toltecas). A partir del siglo X las viejas ciudades de las tierras bajas fueron abandonadas y literalmente "engullidas" de nuevo por la selva, mientras surgían nuevos centros en la península de Yucatán y las tierras altas guatemaltecas: Chichen Itzá, Mayapán, Uxmal, Kaban. Allí los descendientes de los mayas clásicos se fundieron con pueblos procedentes del norte, configurando la nueva civilización del período postclásico (siglos X-XV).
La nueva sociedad maya era más guerrera que la anterior, lo que se reflejó en las estructuras sociales y las relaciones políticas. Tras una etapa de predominio de Chichen Itzá, los señores de Mayapán lograron destruirla con la ayuda de otras ciudades sometidas y de mercenarios mexicanos (hacia 1200). Los vencedores se convirtieron en el nuevo poder del Yucatán, pero muchas ciudades-Estado escaparon a su control. El linaje Cocom de Mayapán se mantuvo en el poder hasta 1441, en que la ciudad fue destruida por las revueltas internas y una invasión. Las 17 ciudades-Estado de Yucatán llevaron entonces una existencia independiente, aunque mantuvieron lazos comerciales. Para cuando llegaron los españoles (siglo XVI), la mayoría estaban ya desiertas, por la disolución de las estructuras sociales y políticas. Aún así, la población rural mantenía sus tradiciones, y a los conquistadores les costó veinte años someter la región. Tayasal, el último reducto independiente de las tierras bajas resistió protegido por la selva hasta 1697.

martes, 3 de abril de 2012

Las Guerras Napoleónicas

Con el golpe de Estado del 18 de Brumario (9 de noviembre de 1799), Napoleón alcanzó el gobierno, como primer cónsul. Luego, en un plebiscito, la mayoría aprobó una nueva Constitución que le otorgó amplios poderes a Napoleón.
Después de un intento de asesinato en 1800, Napoleón aprovechó el apoyo general en favor de sus propias ambiciones con el fin de establecerse como líder y de evitar la restauración de los Borbones (la familia real que había gobernado entre 1589 y 1792). En 1804, fue proclamado "primer emperador de los franceses". Napoleón se coronó a sí mismo en diciembre de ese año. Entre 1805 y 1815, los ejércitos de Napoleón se enfrentaron a siete coaliciones formadas por diferentes potencias europeas. Consiguió sus victorias más notables en 1805 en Austerlitz (República Checa) frente a austríacos y rusos; en 1806 en Jena (Alemania) frente a los prusianos; y en 1807 en Friedland frente a los rusos, a quienes obligó a pedir la paz. En 1812, Francia y sus aliados dominaban gran parte del oeste europeo.

Batalla de Austerlitz - François Gérard

Las ambiciones napoleónicas fuera de Europa fueron más mesuradas. En 1803 enterró las pretensiones francesas en América del Norte al vender Luisiana a EE.UU. por 15 millones de dólares. En las Antillas, las revueltas de esclavos y las invasiones extranjeras pusieron en dificultades las plantaciones azucareras, aunque únicamente Saint Domingue (actual Haití) logró su independencia en 1804.
El imperio napoleónico se formó en dos fases: 1800-1807 y 1807-1812. Durante la primera anexionó a sus dominios los Países Bajos (Bélgica y Holanda), el norte de Italia (Piamonte) y Alemania occidental, emulando las conquistas hechas por Carlomagno. En 1806 creó la Confederación del Rin para unificar los estados alemanes del extinto Sacro Imperio Romano Germánico, aliados de Francia. La legislación francesa, como el Código Civil, se impuso en este "imperio interior". A partir de 1807 sus incorporaciones incluyeron el sur de Italia, España, Iliria (costa balcánica) y el Ducado de Varsovia (Polonia). Charles Tayllerand, el intrigante ministro de Exteriores de Napoleón, le advirtió sobre el excesivo expansionismo de este período y el creciente cuestionamiento de la soberanía francesa. Sin embargo, Napoleón estaba obsesionado con la idea de restaurar el Imperio Romano mediante la conquista de Gran Bretaña y el control de Italia. Sus aspiraciones dinásticas condicionaron su carácter progresivamente dictatorial y propenso a cometer errores de juicio, como el derrocamiento de los Borbones y la entronización de su hermano José en España, hecho que originó la guerra de la Independencia, una larga y desastrosa campaña librada entre 1808 y 1813, calificada como "la úlcera española".

Batalla de Trafalgar -  Auguste Mayer

La destrucción de dos flotas francesas por el almirante inglés Horatio Nelson, en la bahía de  Abukir (Egipto) en 1798 y en Trafalgar en 1805, impidió los planes de Napoleón de invadir Gran Bretaña. A cambio, decidió paralizar su economía mediante un bloqueo continental que, a la postre, precipitó su propia caída. Esta política causó guerras innecesarias en la península Ibérica (1808-1813) y Rusia (1812), abriendo dos frentes simultáneos y propiciando sus fracasos más estrepitosos. Después de la retirada de Moscú en diciembre de 1812, Napoleón había perdido más de medio millón de hombres. Todas estas campañas terminaron por hacerlo muy vulnerable: su derrota en Leipzig, en 1813, se debió al agotamiento militar de Francia y al rencor acumulado de sus enemigos. Fue vencido definitivamente en 1815, en Waterloo, por Prusia y por el ejército aliado del duque de Wellington, que contaba en sus filas con británicos, holandeses, belgas y alemanes.

Batalla de Waterloo - William Sadler

Entre 1792 y 1815, el reclutamiento obligatorio proporcionó a Napoleón los más de cuatro millones de hombres que sirvieron en sus campañas, incluido su primer gran éxito en Italia contra los austríacos (1796-1797). En 1805 y 1812 formó un gran ejército (la Grande Armée) con soldados de todo el imperio para sus campañas austríaca y rusa. El primero alcanzó los 200.000 hombres y el segundo llegó a superar los 600.000.
Napoleón debió a estos ejércitos buena parte de su éxito: se estima que un millón de soldados dieron la vida por el imperio.