martes, 31 de agosto de 2010

Rufina Cambaceres, Enterrada Viva

Rufina Cambaceres
(1883 - 1902)

Rufina fue la única hija del dandy, ácido y polémico escritor Eugenio Cambaceres y de la bailarina italiana Luisa Baccichi. Su historia de ribetes escabrosos conmovió profundamente a la Buenos Aires de principios de siglo; todo comenzó cuando la joven apareció aparentemente muerta en su mansión de la calle Montes de Oca.
La crónica narra que el 31 de mayo de 1902 -el día de su cumpleaños número 19- la madre organizó una gran fiesta para luego ir a la gala del Teatro Colón.
Al terminar la fiesta, y antes de partir al teatro, su madre escuchó el grito aterrador de una de las mucamas, corre inmediatamente a la habitación de Rufina y la encuentra, en apariencia, muerta.
Una versión dice que una amiga decidió contarle a Rufina que su madre mantenía relaciones con su novio y del dolor que le causó tal noticia le provocó la muerte repentinamente. Lo cierto es que el médico confirmó que fue un síncope.
Al día siguiente Luisa, su madre y amante de Hipólito Yrigoyen, la sepultó en medio de grandes muestras de dolor y con las mejores joyas, en el Cementerio de la Recoleta. Pero aquí no terminó el drama.
Unos días más tarde, un cuidador de esa bóveda, avisó que encontró el ataúd de Rufina desplazado y el cadáver tenía golpes y rasguños en la cara, confirmando el espantoso sueño premonitorio de la abuela de Rufina, que se encontraba en Francia. Oficialmente se dijo que ladrones profanaron la tumba, pero la versión más firme dice que Rufina sufrió catalepsia, ese estado en que la persona aparenta estar muerta durante algunas horas.
Se cree que ya terminado el oficio religioso, Rufina se despertó, comenzó a arañar el cajón y logró salir pero las puertas de la bóveda estaban cerradas, lo que la hundió en la desesperación y ahí sí, la joven Rufina definitivamente fallece de un paro cardíaco. Por eso es que una bella pero dramática estatua la eterniza hoy con su mano aferrada a la puerta de la bóveda, tratando de abrirla. El caso generó tal histeria colectiva en la ciudad que en algunos sepulcros se llegaron a colocar timbres.

Mausoleo de Rufina Cambaceres

6 comentarios:

LaCuarent dijo...

wuauuuu de pelicula!.
Sabes que en los cementerios europeos durante una temporada se enterraban a los muertos con un cordel que salia hasta una campanita pa situaciones de catalepsia.
te imaginas al pobre que se encontrara en el cementerio y escuchara la campañita...
Más besos

Daniel dijo...

Qué historia horrorosa!

Al márgen: ¿Cómo no iba a ser ácido el pobre Cambaceres, si su mujer era amante de Yrigoyen y del novio de su hija?

Morirse en una fiesta ya denota cierta falta de consideración, pero morirse dos días seguidos ya es demasiado!

Daniel dijo...

No paro de aprender!

Relacionarse con una bailarina estaría mal visto, pero ¿quién te quita lo bailado?

luther blues dijo...

Seguimos paseando esta semana por la recoleta gracias a ti blondie y ahora con historias que dan un poco de cuiqui ,ya tomare coraje y visitare el cementerio (ida y vuelta jeje)
Un abrazo y cuidate

Alexander Camelot dijo...

Te deseo lo mejor en lo que resta de esta semana
y te agradezco tus afables comentarios,
al igual que tus simpáticas visitas.

Un beso desde el centro del corazón.

Alexander♥

martinealison dijo...

Bonjour vous! Quelle histoire, mon dieu ! Un drame tout ça!!!
Je te fais de gros bisous, je suis heureuse de te retrouver après un long mois d'absence...